En una de mis estancias en India un maestro de yoga me comentaba que las personas nacemos como animales y nos educamos como seres humanos, aunque la mayoría seguimos comportándonos cómo animales.
Entiéndase aquí que por “animales” al instinto que nace de querer satisfacer nuestros deseos y afán de poder, y que nos lleva a usar cualquier medio coercitivo, como la violencia, en nuestros modelos de convivencia.
Otro maestro que conocí en India me explico algo sobre el yoga, poco que ver con lo que la mayoría de las personas entienden hoy día por yoga.
La explicación fue la siguiente: Tradicionalmente nos educamos en la escuela para aprender a relacionarnos con el mundo material. Así, podemos sobrevivir en lo material cuando crecemos. Por otro lado, en la familia y la sociedad aprendemos sobre el comportamiento social. Al mismo tiempo, existía la ciencia del yoga para abarcar esa dimensión interior, dónde el niño en crecimiento podía desarrollar otras habilidades, como observarse, conocerse y gestionar pensamientos y emociones. De este modo, el individuo era educado en lo material, social y espiritual para vivir y convivir en armonía.
Hoy día damos mucha atención al cuidado y la imagen física, pero no veo que eso nos esté ayudando para acabar con la violencia de genero y doméstica. Pongo la radio y sigo escuchando hablar a los profesionales sobre todo lo que queda por hacer, por educar, tanto a niños como a adultos.
Desde mi experiencia, creo que la práctica del yoga, aquella que tiene como fin en sí mismo el crecimiento personal y humano, y que poco tiene que ver con el ser flexible o fuerte físicamente, es una herramienta poderosa para ayudar a conectarse, sentirse, escucharse, armonizarse y crecer conscientes como seres humanos en el mejor sentido de la palabra.
La No Violencia, el sentido de la unidad y la convivencia armoniosa son conceptos fundamentales y bien arraigados en la filosofía del yoga. La práctica de yoga nos ha de conectar con esos valores para ayudarnos a crecer interiormente.
Ojalá, algún día más joven aprendan a escucharse, ya desde pequeños, en los colegios. Ojalá, se premie más a los profesores que se instruyen en esta materia y se contraten personas experimentadas que puedan enseñar técnicas de relajación y meditación para el bienestar individual y colectivo para instruir a profesores y alumnos. Ojalá, más padres, y madres encuentren tiempo e interés en cultivar el verdadero bienestar interior, que pasa por el bienestar del otro, para hacer de sus hogares un lugar de más escucha, cuidado y empatía familiar, y puedan transmitir esos conocimientos y ese sentir a sus hijos.
El yoga tiene un mesaje para el cuerpo, para la mente y para la sociedad"
Swami Kuvalayananda
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